Los repartos de la vergüenza |
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«Vaya trabajazo que has hecho» , le decía durante el primer reparto el heredero H1 al H3 y no le faltaba razón; el H3 que en principio lo coordinaba, le adjudicaba al H1 como era su deseo el 50% de una casa que convencionalmente con la aceptación del resto valoraban en un total de 40.000€, además de la mitad de la leñera, el garaje del tractor y uno de los piazos-basura que nadie quería y nos repartimos por sorteo con participación forzosa para cuatro de los cinco coherederos. El lote H1 ascendía a un valor de mercado de unos 55.000€, valoración que redujo unilateralmente a efectos de hacer las compensaciones a unos 26.000€. Mientras el H3 se auto preasignaba prácticamente todas las tierras y los dos mejores solares y únicos donde se podía construir, sumando una valoración real de mercado de unos 70.000€, que sin embargo el adjudicador/adjudicatario autovaloraba a efectos de compensación en 15.314€; lo que le daba derecho a llevarse además 3.548,8€ de dinero en efectivo hasta llegar a los 18.862,8€ que se suponía tendría que valer cada uno de los cinco lotes.
El heredero H4 quería solo compensación económica al igual que la quería yo y aunque manifestó que le parecía que estaban infravalorados los inmuebles aceptaba los 18.862,8€ de efectivo como único bien, eso sí, después de haberse ingresado en su cuenta más de 41.000€ de la pensión del padre después de gastos en compensación a sus cuidados. El problema es que para pagarme a mí otra cantidad idéntica y poder llevarse el del lote de mayor valor sus 3.548,8€ adicionales, no daba la pasta y de reducir a alguien la parte de efectivo, parece ser que decidieron que fuera a mí porque de otra forma si se detraía del lote H4 el acuerdo iría al traste con toda probabilidad y la forma más elegante que encontraron era asignarme una propiedad que no fuera ninguna de las que ellos deseaban y si fuera posible que les pudiera seguir sirviendo para su uso.
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| Esta caseta de 32m ² en suelo rústico y 5.409,04€ -insuficientes para arreglársela- es lo que consideraron tres coherederos que era mi lote justo de herencia, según consta en borrador de acta notarial de febrero de 2024. |
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Esta propiedad a pesar de ser un trozo de suelo rústico de 32 m ² con forma irregular en L que no da espacio para construir un garaje y que la caseta actual necesita ser derribada o reparada, la valoraron en 5.000€, casualmente el mismo precio por el que unos años antes le vendió a él la familia un solar urbano 5 ó 6 veces mayor. Un precio que multiplicaba por diez los 500€ en los que valoraron la finca igual de urbanizable que la de la caseta de la mordida pero 50 veces mayor de El Tejar junto a la carretera que se asignaba para él, alegando que esos 500€ estaban muy por encima de su valor de cultivo, intentando colar así que los parámetros de valoración utilizados durante la concentración parcelaria tenían alguna relación con el valor de mercado, cuando en este caso concreto, sin ninguna duda esta parcela es la mejor propiedad de toda la herencia después de la casa. Curiosamente, siendo la de menor valor según aquel criterio de valoración en ningún momento se plantearon meterla en el sorteo de propiedades-basura .
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Era tan pueril la argumentación para justificar el chanchullo que ocultaban que meses después cuando se volvió tan insostenible como sospechosa era la obsesión de no querer deshacerse de ella, así que reconocían que sobre esa finca de 1.651 m² que habían valorado en 500€, situada junto a la carrera a menos de medio kilómetro del pueblo y estando al lado de donde se había construido recientemente una nave agrícola, había surgido una oferta de compra por parte de un familiar probablemente para construirse una vivienda, pero aseguraron no tener ni idea del precio que se ofrecía o se podía pedir. Al proponerles que podría servir de referencia lo que hubieran pagada por el suelo de la nave cercana negaron que pudiera servir de referencia y mantuvieron el precio en 500€ y con más empeño se mantenía el total de la titularidad en el mismo heredero aunque eso sí dando su palabra de repartir después lo obtenido una vez se registrara notarialmente él como propietario único y se realizara su compraventa.
El tufillo a trapicheos no se quedaba ahí; desde el principio hice objeciones a que se metiera una finca de El Val que sabíamos estaba vendida desde hacía muchos años, que se desaprovechara para devolver o aclarar la titularidad de la “era de Santa Ana” que había pertenecido a una tía-abuela, que no se incluyera la participación en las parcelas que pertenecieron al tío Victorino y que se desechara definitivamente incluir la copropiedad de la paridera de los Altos. Demasiados rechazos a chanchullos como para reiterar de nuevo que no quería propiedades para mí, así que pensé que ante aquel abuso evidente de asignarme por su cuenta la peor propiedad de la herencia y rebajar los 18.862,8€ como único bien sin ataduras de ninguna propiedad hasta 13.862,8€ que tendría que gastarme en desescombrar el trozo de suelo rustico que nadie querría ni regalado o arreglarles su caseta para las herramientas de su huerto y para el horno de asarse sus corderos, era mucho mejor callar y apechugar si no quería que embarrancara el reparto. Pero el evitar que se prolongara más un proceso presidido por el ansia donde estaban aflorando otros resentimientos aletargados durante décadas era razón más que suficiente para no poner ni una sola pega y encima para darle apariencia de normalidad a mi decisión tuve que decirles con la nariz tapada que lo aceptaba y así me serviría para meter los trastos -ni para eso sirve- que me quedaban en la casa que se adjudicaban ellos y así firmar cuanto antes.
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Lejos de parecerles leonino este reparto, todavía había una sorpresa preparada: a finales de febrero de 2024 se nos remitía la propuesta del acta notarial y si bien la titularidad de los bienes con muchos errores de identificación era más o menos la acordada, no se contemplaba ninguna compensación económica para los lotes de menor valor y los 27.000€ de los ahorros de la madre (los 41.000€ que le habían quedado al padre de su pensión después de descontar los gastos de la residencia se había sumido en una cuenta corriente en la que estaba al menos el heredero H4), se repartían entre los cinco a partes iguales como única compensación, quedándome como única herencia los 5.409,04€ de los ahorros de la madre y la adjudicación de la caseta de la mordida con lo que ahora sí que con toda seguridad me quedaba un compromiso de gasto mucho mayor que el dinero percibido, es decir, heredaba una deuda, mientras que a los adjudicatarios de los tres lotes de mayor valor, les incrementaba la asignación de efectivo quedando sus lotes entre los 54.000€ a 74.000€.
En ningún momento se justificó el motivo de la alteración que se hizo del acuerdo al redactarlo en la notaría, simplemente se le echó la culpa pero no se envió copia por email o whatsapp de las comunicaciones previas con la notaría. Como tampoco se aceptó mi propuesta de, aprovechando que las asignaciones de las propiedades se habían hecho a los herederos más o menos según lo acordado, realizar las compensaciones dinerarias previstas y firmarlo; así que hubo por tanto que plantear un nuevo reparto.
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Resumen deducido del primer borrador notarial de reparto y adjudicación de herencia
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Según los servicios más utilizados de valoración genérica de inmuebles y parcelas para esa localidad, en aquel primer reparto el lote de mayor valor estaría por encima de los 70.000€ y el menor en 5.400€ |
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Ahora para el segundo intento de reparto no había nada que disimular; ya sabíamos claramente de qué íbamos cada uno, todos desconfiábamos de todos y lo que quedaba dicho en aquel grupo de whatsapp que se abrió desde antes del fallecimiento de la madre principalmente para coordinar los turnos de visita al pueblo, desde el principio era fingido y ahora visto en perspectiva resultaba abiertamente falso empezando por las manifestaciones de duelos por dramas de otras familias mientras que sobre la desafortunada circunstancia de que nuestra madre muriera sola en su cama sin que ninguno de sus cinco hijos estuviéramos en su casa para despedirla no hicimos ni un solo comentario; más bien al contrario reconocíamos nuestra labor dentro de la nuestra tras el fallecimiento de la madre común. Todo era tan falso como lo era formalmente aquel grupo de whatsapp representado por una foto seleccionada sutilmente y con mucho acierto para recordar subliminalmente el único vínculo que nos unía y que no era precisamente la madre común que aparecía en ella sino el resto de la foto que se recortó: una unión impuesta por las cadenas legales de un matrimonio inquebrantable nacido del engaño y forjado en el desprecio y el maltrato de quien, sin verse, permanecía al lado presidiendo en la sombra aquel reparto con sus patrones porque seguían tan vivos como cuando él los imponía o nos adoctrinaba en ellos. Hasta el nombre «hermanos» llevaba a engaño, cuando debería haberse llamando «cuatro de los cinco hermanos biológicos» ya que en ningún momento nadie nos planteamos meter a la que faltaba y tampoco se haría para este segundo intento.
Viendo el percal en este segundo intento, a diferencia del primero, exigí mis condiciones, la primera que como había reiterado constantemente desde hacía varios años, no quería ninguna propiedad y que en su lugar se me asignara una compensación según la valoración que ellos hicieran pero en cantidad y condiciones idénticas al heredero H4 y la segunda que no contaran con mi firma para incluir en el reparto el casillo de Santa Ana (la era de la tía Luisa) y que hicieran lo que quisieran con él. A cambio de esas condiciones ellos mantenían o cambiaban las valoraciones a los bienes y no pondría ninguna objeción para que redujesen al valor que quisieran a la caseta de la mordida ahora que iba a ser suya y tampoco participaría yo en los beneficios de la venta de El Tejar. Esto último en realidad no era ninguna cesión porque entre no tener participación o tenerla por la palabra dada por quien iba a ser el titular en escrituras según el primer reparto, no había ninguna diferencia. Ellos debieron pensar lo mismo porque ahora ya quisieron no depender tampoco de su palabra y hacer constar en acta la cotitularidad de los tres que se lo adjudicaban y no creo que fuera por los 166,6€ a los que tocarían cada uno con el valor que le mantenían. |
Segundo borrador notarial de reparto y adjudicación de herencia
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Efectivamente no pusieron ninguna objeción a mis condiciones que les beneficiaban, así que la caseta de la mordida que ahora tendrían que comérsela ellos que eran los que la estaban usando y seguirían haciéndolo, la rebajaron de los 5.000€ que me costaba a mí a 2.000€ en total de los que pagarían cada uno de los tres 1/3, pero en este caso era para que lo desproporcionado que seguía siendo el nuevo valor rebajado les resultara menos lesivo.
Sin embargo no tuvo la misma aceptación tener que hacer un pago añadido a los lotes de dinero hasta alcanzar los 18.383,77€ a pesar de que los lotes de propiedades tenían todos un valor superior a los 50.000€, uno de ellos, casi 60.000€ con el casillo de Santa Ana que no figuraría en el acta y aun así se le compensaba con más de 5.600€ en efectivo, pero las quejas se centraban en los que nos llevábamos sólo efectivo aunque fuera por 1/3 de lo que se llevaban ellos. Parecía que para que lo hubiesen aceptado de buen grado, las propiedades buenas debían ser solo para ellos, pero las malas había que repartirlas entre los cinco. No fueron pocas las quejas que manifestaron por tener que pagar unos 14.000€ en total por llevarse unas propiedades de unos 60.000€ cada lote de los que ponían dinero.
El caso que como se expone en el documento de la última mudanza, este reparto que les reportaba menos ventajas que el primero les envalentonó hasta el punto que acabó echándose atrás varios días antes de su firma, enterándome horas antes de la cita que yo mismo acordé con la notaría de Brihuega para el día 8 de abril de 2024. El motivo fue de nuevo el ansia desmedida de la mayoría y la total desconfianza mutua y la culpa parece que se le adjudicó a la que precisamente fue la única que apareció por la notaría el día acordado para la firma, aunque dada su querencia por cambiar el relato según le conviene en cada momento, pudo ir simplemente para no asumir de cara la galería -y por supuesto ante la notaría- su responsabilidad de haber bloqueado el segundo intento y se permitió encima la licencia de mandar una foto para que el resto supera que había ido.
Con este nuevo fracaso saltaron por los aires las pocas formas que se guardaban en el trato, así que aproveché para hacerles una pregunta muy sencilla y era que si nos les daba vergüenza haber intentado colarme la peor de las propiedades -la única donde no me podría hacer ni un garaje y nadie querría ni regalada- por 5.000€ y que cuando se la tuvieron que quedar ellos la rebajaran a 2.000€. Por supuesto que no solo no les daba vergüenza, sino que me llovieron las descalificaciones acusándome de tener una especie de manía persecutoria al creer que se confabulaba contra mí y de echar al «archivo del odio» (asco hubiera sido más acertado) lo que según ella se había negociado con toda la buena fe. Lo mejor de todo es que manifestara ese resentimiento que queda avalado en dos actas elaboradas en la notaría de Brihuega, precisamente quien tuve parasitando en mi casa durante cuatro interminables años causándome una importante pérdida económica y lo que es peor de calidad de vida en los mejores años que tuve para disfrutar de mi independencia compartiendo mi casa con mi pareja o amigos o alquilar las habitaciones por su verdadero valor en lugar de compartir todo un piso por un precio simbólico con alguien de su currículo. Un gran error que en realidad era una consecuencia previsible por no querer asumir ya en su día que si alguien por mucho que fuera de mi propia familia había traicionado a una prima que les dio techo y trabajo, no tendría ningún problema en traicionarme a mí si llegaba el caso. Apenas unas semanas después se prestaría voluntaria para después de elegir yo mi lote siguiendo sus normas y habiendo pedido permiso previamente para hacerlo, deshacer el último acuerdo para que no me llevara las propiedades que otros querían aunque ella tenía su preferencia garantizada. |
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Tercera propuesta de reparto por elección de lote |
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Una propuesta realizada "objetivamente" por tres coherederos para que el resto eligiera "libremente" lo que ellos habían decidido que eligieran. |
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Pero los hechos son los que son: en el primer intento acepté un lote en que en realidad no me llevaba nada porque las obligaciones de gasto apenas se cubrían con los 13.000€ de efectivo que me llevaba y las dos peores propiedades del patrimonio impuestas no valían ni para regalarlas, mientras los que se llevaban media casa o prácticamente el resto de todas las demás propiedades, sus lotes superaban en el peor de los casos los 50.000€. En el segundo intento de reparto, el lote que acepté era de unos 18.000€ en efectivo, pero ese valor era prácticamente 1/3 de cada uno de los de propiedades y aun así lo aceptaron a regañadientes, tanto que al final no se firmaría y a día de hoy no sé si fue solo la persona que decían que se echó atrás o en realidad fueron todos los que este reparto no les resultaba tan ventajoso.
La causa como he explicado, apunta a mi señalamiento desde hacía más de 20 años como chivo expiatorio, pero por si es difícil de entender lo repetiré resumido como se lo dije a la persona que más obsesión ha mostrado porque yo no participara en idénticas condiciones en el reparto de los lotes: «nunca has aceptado que a quien tú considerabas una persona respetable, yo con muchas más razones de las que conoces le considerara un saco de mierda y eso sí que condiciona aunque tú no te des cuenta.» . Esa es la verdadera razón por la que quien se creyera en su fuero interno con mayor merecimiento a la participación en la herencia -que ciertamente lo cree-, no estaba dispuesta a que yo me llevara un lote en idénticas condiciones a los demás, pero ese derecho preferente del que se creía merecedora tampoco era la justificación única porque no ponía ni una sola objeción en que los otros coherederos se llevasen un lote en algunos casos mayor que el que se llevaba ella, la verdadera motivación para reincidir en esa conducta ha sido su necesidad obsesiva de obtener la validación parental -en este caso póstuma- que le ha llevado a hacer cosas verdaderamente desquiciadas solo por creer que a él le hubiera reconfortado verlas.
Y fue ese desquicie lo único que rigió en los posteriores intentos, de los cuales solo uno llegaría al tercer acuerdo pero que esta vez sería revocado por los tres que pidieron después de mí, de forma implícita en el primero, explicita después y pasiva en el tercer coheredero. Para llegar a ese acuerdo rechazado cuando yo me llevaba el tercer mejor lote en valoración, antes se intentaron nuevos chanchullos como el de hacer lotes y sorteo o alternativamente un condominio antes que adjudicarme a mí el piazo de la Conejera que era mi segunda preferencia de dos que manifesté, otro estaba dispuesto a renunciar a la casa antes que adjudicarme a mí la parcela de el Tejar que era la que puse en primer lugar, es decir, las dos primeras y únicas propiedades que pedí que no eran ni mucho menos las mejores según su propia valoración motivaron el rechazo de plano de dos de los coherederos.
Pero los que proponían lotes y sorteo, solo dos días después matizaban que en el borrador que se elaboró querían hacer constar sus preferencias y que serían vinculantes, es decir, que habría que llegar a un acuerdo por si no les tocaban las propiedades que querían para que se cambiaran antes de la firma; dicho de otra manera con sorteo o sin él tenían que llevarse lo que habían elegido desde el principio. Así que la propuesta de un sorteo sin amañar era demasiado arriesgada para los que tenían muy claro cuales debían ser sus propiedades y ellos mismos ya sin más alternativas amistosas, propusieron un método muy socorrido para los casos más difíciles de encontrar un acuerdo pero que solo funciona cuando todos asumen que todos tienen derechos de participación idénticos: tres elaborarían los lotes según sus criterios y los otros dos comenzarían pidiendo, de forma que se entendía que los que los elaboraban se esforzarían en ser equitativos y el orden de petición no debería suponer una ventaja al menos apreciable.
Pasados unos días, a final de mayo de 2024 dieron a luz la criatura y era más de lo mismo. Se seguían negando a hacer dos lotes de compensación económica por muy baratos que resultaran sabiendo que los dos que pediríamos primero las preferíamos, además se olvidaron de regular quien pedía primero con lo cual, dejando que lo hiciera la que exigía su lote en efectivo evitaban que mandara de nuevo el reparto al garete si no se lo llevaba. Tampoco tenía sentido que yo reclamara para que se estableciera un orden aleatorio de elección porque parece arraigado en la familia admitir los sorteos sin problemas, pero asumir el resultado solo se hace si te va bien, es decir, me quedaría sin compensación en efectivo de cualquier manera. Tocaba apechugar de nuevo e intentar acabar con aquella charlotada que desde luego iba a ser la última, así que siendo el segundo en elegir y habiendo dos lotes que ya tenían nombre con el 50% de la casa por la que no estaba dispuesto a compartir techo o vecindad ni aun cobrando, solo me quedaba decidirme entre los lotes 3 y 4 del cuadro “Tercera propuesta” . |
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Resumen tercer acuerdo de reparto por elección de lote
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Si en el primer acuerdo cantaba el intento de chanchullo con la finca de El Tejar por pueril simulando un valor de 500€ cuando es sin duda la mejor propiedad de la herencia después de la casa, ahora se había llegado al límite de la estupidez con la agrupación y valoración de bienes en los lotes 3 y 4. El “LOTE-3”, el que no se había hecho para mí, para darle apariencia de poco apropiado se le daba un valor de 17.540€, el menor de los cinco, mientras que el “LOTE-4”, el que se había hecho para mí, le dieron un valor de 18.962€ de los cuales 8.300€ eran en forma de “miel”; para ellos era imposible que yo que estaba acostumbrado a que el dinero me cayera por la chimenea sin esfuerzo, desaprovechara aquella oportunidad de elegir el lote de más valor y encima con pasta. Por si fuera poco ese atractivo, me habían puesto la finca de “La Conejera”, la más valorada por nuestra madre, por la que semanas antes les dije que de tener que llevarme propiedades seria la segunda preferencia después del solar de El Tejar. La pega que me pusieron entonces de que era innegociable por tenerle mucho cariño la familia de otro de los herederos, sabíamos que era mentira y que simplemente era la excusa para que no me llevase “El Tejar” que hubiera puesto como primera preferencia de haberse consensuado aquel reparto; además ya les había dicho que de llevarme esa parcela podrían seguir dándole el mismo uso porque yo no iba a darle ninguno.
Todos sabíamos sin ninguna duda para quien debía ser el “LOTE-3” que contenía el casillo de la ermita, también conocido ya en el pueblo como “su casillo”, porque desde hace muchos años sin contar con el resto de la familia lo tomó como suyo curiosamente siguiendo el mismo patrón que su padre cuando se apropió de aquel suelo alegando que había sido una era de su tía y lo hizo sin contar con sus primas ni con sus hermanos ni tampoco con los que lo habían tomado antes por uso los años suficientes como para consolidar su derecho. Además de ese solar, se añadía el del tejar, es decir se quedaba con los dos únicos que servían para construir una vivienda, se añadía el garaje del tractor y hasta la leñera; yo me quedaba sin la posibilidad por si me tocaba la lotería y me apetecía, de hacerme una casa que fuera la admiración del pueblo, pero tampoco podía hacerme un merendero, garaje o poner un container para trastero; hasta las eras y trozos de huerto compartidos lo ponía en el lote que tenía que ser suyo. Es decir, quien sin pedírselo nadie años antes dijo que él de la herencia haría el sacrificio de quedarse solo con las tierras, probablemente por compensar en su conciencia la ventaja con la que adquirió un solar urbano de la familia, ahora después de su empeño en que no me desvinculara de las propiedades familiares, se adjudicaba todo el suelo útil del pueblo para construir con un valor total estimado de unos 55.000€, el lote de mayor valor superando a los de la casa, me dejaba con la obligación de mantener propiedades que no me servirían absolutamente para nada sin la posibilidad de hacerme un miserable merendero y encima tuvieron la jeta de hacer creer que ese lote era el de menor valor fijándolo en 17.540€.
A esas alturas, después de dos reculadas en los acuerdos anteriores, habían demostrado la fiabilidad de su palabra, pero esta vez iba a ser más difícil bloquear el reparto echando la culpa a otros porque ya había pedido quien podría poner más pegas, ellos tres que habían ideado el método de reparto que incluía su conformidad en ser los últimos en elegir, habían hecho los lotes y asignadas sus valoraciones. Así que era cuestión de ver como saldrían de ésta porque siguiendo su acuerdo ahora me tocaba pedir a mí, así que para reconfirmar lo que no tenía ninguna duda, al pedir les hice hincapié en que “si podía elegir” pedía el LOTE-3. Efectivamente, unas horas después el que en el primer reparto se asignó todas las tierras y solares excepto la casa con un valor de unos 74.000€ y en este pretendía llevarse de nuevo el más valorado (unos 55.000€), sin dar la cara para ser claro como en realidad había sido su estilo toda la vida, soltaba el señuelo para deshacer el acuerdo: pedía el LOTE-4, pero si los otros dos “estaban de acuerdo”.
De los otros dos que ya habían manifestado su acuerdo en que se hiciera así y tenían de lote lo que habían preferido desde el primer día -el reparto de la casa-, estaba claro quien iba a dar la puñalada, que era quien más resentimiento guardaba contra mí y, todo hay que decirlo, quien más soltura había demostrado con los puñales ante los más cercanos desde que hace décadas apoyó la denuncia contra la prima que les había facilitado la huida del pueblo dándoles trabajo y techo hasta cuando tras morir el abuelo maltratador le leyó una misiva escrita desde el infierno a su nieta menor de edad sin que se enterara su padre, es decir yo, pasando por otras muchas más. |
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Alteracion del tercer acuerdo de reparto |
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Todo ocurría según lo previsto: tras varios días supongo que de concilio a tres bandas, empezaron por intentar revestir de apariencia de negociación lo que no era más que un expolio vulnerando un acuerdo y entonces la voluntaria para tan desafortunada misión me preguntó si de lo que había elegido me interesaría vende algo. Como de hecho ya estaba bloqueado el reparto desde hacía tres días porque los dos que quedaban no tenían que elegir sino dar simplemente el enterado puesto que los dos lotes que quedaban eran idénticos, les respondí con más condicionales que afirmaciones ante lo que ya daba por deshecho: “si llega a repartirse así, seguramente que solo me quedaría con el tejar que fue la primera propiedad que pedí antes de este reparto”.
Con buen criterio, tomaron sus precauciones para intentar forzar la venta de lo que me había tocado y que ellos consideraban suyo. Sin embargo debieron imaginarse que yo no estaba dispuesto a venderles tocándome los cojones y con esa intención se debieron reunir de nuevo en claustro esta vez toda una semana para enviarme una carta que con formas mansas pero que en realidad rezumaba resentimiento y cinismo en cada línea, en ella quitaban de mi lote directamente la leñera y el casillo de Santa Ana, y me obligaban a vender el garaje/gallinero y la caseta de la mordida; eso sí, la venta se haría si estaba yo de acuerdo, pero debería ser el mismo día de la firma de las escrituras, vendérsela a ella y al precio que ellos pusieron y como única alternativa si no se hacía así, quedaba el no reparto o lo que para mí hubiera sido la peor de las pesadillas: la firma de las escrituras en condominio y condenarme a tener que verle su cara el resto de mis días.
Reconozco que el esfuerzo que debieron hacer para que tragara con ese penúltimo intento de chantaje, debió ser brutal porque me dejaban de nuevo sin un solo metro en el casco urbano y con el cinismo de quien traiciona su palabra, se apropia de lo ajeno y encima lo quiere justificar, intentaban desgranar argumentos para una decisión que evidentemente estaba instigada en el resentimiento y tomada a la voz de “sujétame el cubata”. Después en un alarde de lo que no podría atribuirse más que a la estupidez si pensaron que tenían la más mínima probabilidad de que lo aceptara, rehicieron de nuevo el cuadrante de distribución de bienes y siendo sincero, con la nueva modificación y precio que me pagarían en ese cuarto acuerdo por lo que me había tocado y me quitaban ellos, pasaría a ser por primera vez el de mayor valoración de los cinco con unos 50.000€, pero esta vez yo no esperaría a que fuera la del LOTE-5 quien mandara a la mierda el reparto por haberle rebajado la pasta; después de bajarme los pantalones por tres veces y aceptar los tres acuerdos abusivos que me habían presentado, este había sido el último intento y solo les quedaría el acudir a “sus abogados” como advirtieron, pero que como era de esperar tampoco lo han cumplido.
Aquella ristra de despropósitos no merecían ni respuesta, así que simplemente me salí de aquellos grupos y bloqueé las comunicaciones con ellos no como una rabieta pasajera sino como una decisión firme y meditada de contacto cero y sin la más mínima probabilidad de vuelta atrás. En realidad todo lo que ha pasado era absolutamente previsible, décadas sometidos por activa y por pasiva al adoctrinamiento en el odio y desprecio a absolutamente todo el mundo, tenían que dejar su huella y esta es sólo una parte. El reparto de la herencia ha sido solo la chispa, más de uno/a además de mí, vaticinó hace años que esta familia saltaría por los aires una vez desaparecida la única persona con carisma para aglutinarla y así ha ocurrido. Sin embargo no esperaba una sensación tan amarga porque esa previsibilidad la tenía asumida en personas que abiertamente se adhirieron a blanquear la figura de quien se movió durante años por odio, resentimiento, venganza y envidia hacia todo el que tenía lo que jamás tuvo él: raíces, familia unida, infancia, tierra, profesión, tradiciones y orgullo de pertenecer a un grupo. Fui consciente desde hacía muchos años -como lo fue el resto de la familia-, de los desarreglos de la persona que humilló durante muchos años a nuestra madre, acusándola ante su entorno de haber abandonado a su marido, contando mentiras sobre ella, entrando en su casa para amenazarla o tratando de acabar con sus medios de subsistencia. Solo uno la denunció y la obligó a no volver a entrar a casa de su madre sin su permiso. También conozco la refinada maldad de la persona que me amargó más de cuatro años de mi vida por ofrecerle un apoyo cuando se quedó sin techo y soy consciente de que después tuvo menos compasión con la persona a la que uniéndole un vínculo mucho más estrecho le aplicó sutiles terapias de invalidación emocional hasta reinstalarle en la amargura con la que vivió más de medio siglo; y esto no es una opinión subjetiva porque al fin y al cabo su realidad de haber acabado en la mas absoluta indigencia afectiva lo avala.
Pero si durante estos meses de trapicheos he sentido una sensación nauseabunda, no ha sido solo por la obsesión de la persona que menos me esperaba en que mi lote se redujera a una limosna dineraria en una cantidad inferior a lo que me cae por la chimenea en dos meses o que me tuviese quedar con propiedades pero que no me llevase un solo metro de suelo donde pudiese construirme algo, sino porque no llego a alcanzar los motivos que puede haber en la mente de quien probablemente fue el más explotado y sin duda el más odiado de los cinco por el narcisista que detentó el puesto de nuestro padre, precisamente quien mejor pudo conocer cómo me tuve que largar y buscarme la vida con una mano delante y una detrás como quien se escapa de su zulo de secuestro. El más premeditado en asignarme lo que sabía no me serviría para nada ha sido precisamente quien en su día simuló tener confianza en mí para que le echara una mano con lo más valioso que tiene un padre y después pasó olímpicamente de contar conmigo mostrando la más absoluta apatía cuando ya no le servía limitándose a las contadas ocasiones de postureo familiar. En verdad es más de lo mismo, no puedo decir que sea ni mucho menos algo personal; ahora todo encaja y es una fase más de su habitual utilización y posterior desprendimiento con los más cercanos, eso sí, con ese toque tan personal suyo que daba a entender con aquella expresión tan habitual en él de “no entrar al trapo” porque efectivamente ni soy el único ni es la primera vez que tanto en lo laboral, familiar o personal sin enfrentamiento previo ha dado la cornada por detrás.
Sería lo menos malo que en realidad esto se debiera a una manía persecutoria por mi parte como diagnosticó alguna psicóloga y que en realidad sus actos estuvieran revestidos de buena fe, pero solo tuve que esperar unos meses para que ellos mismos me mandaran una prueba gráfica de su egoísmo y cinismo: cuando solo unas semanas después de canibalizar mi lote de herencia se hundió el tejado en una de las propiedades que me había correspondido, esta vez a diferencia de cuando los mismos tres negociaron sin acuerdo quien pasaría el último fin de semana de vigilia con nuestra madre para evitar que muriera sola, no tardaron nada en ponerse de acuerdo en acudir a reparar la propiedad recuperada asignándose un jornal con cargo a la herencia por su sacrificio.
Es probable que tengan que repetir esas quedadas porque si de algo pueden estar seguros es que nunca volveré a consensuar un reparto de la herencia. Ha sido su decisión rechazar por tres veces los acuerdos muy ventajosos para ellos a los que habíamos llegado y ahora solo les queda el reparto por medio de abogados como advirtieron y no cumplieron o seguir con la actual okupación sin conocer hasta cuándo les durará. |
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